nadie dijo que iba a ser facil

Salir de colegio de mujeres, y vivir para contarlo [By Feña]

Nunca ha sido un misterio que muchas mujeres juntas causan una especie de realidad paralela, por lo que de repente es fácil reconocer a quienes estudiaron en un colegio de mujeres, aunque claro siempre hay dos versiones de todo acerca de los temas.

Hombres, cuando este es el tema que convoca, estar en un régimen carcelario en el que solo ves mujeres todo el tiempo te hace comportarte de dos formas. Personalmente pertenecía al grupo que llamaremos “las rocas”. Las rocas se reconocen pues al ver a un hombre se petrifican, no saben que decir, ni nada. Se tienen pocas habilidades sociales pues haber estado siempre con mujeres te inhabilita a la sola idea de interactuar con un hombre. Y por otro lado tenemos el siempre mayoritario grupo de las “socialités” (por no decir maracas en verdad). Este grupo se reconoce fácilmente pues al ver a un hombre (sea cual sea no hay distinción) grita. Y solo eso, grita piropos, grita a sus amigas, grita de alegría, grita de emoción (OMG!!! VIO A UN HOMBRE!!!)

Cahuines, bueno, sea del grupo que seas siempre te supiste un cahuín, iniciaste un cahuín, conociste un cahuín y te pareció fome y lo adornaste, lo compartiste (porque las mujeres somos todo, menos egoístas) y siempre es  mucho más sabroso cuando incluye una infidelidad, o una relación estudiante-profesor. Ahhh que  tiempos aquellos.

“Hombres”( otra vez). Al ser un tema restringido y medio prohibido en el colegio se vuelve tema. Se pone en voga, no sé, el solo hecho de tener un sistema medio carcelario todo se emula de esa forma. Y cada hombre se vuelve potable. (Incluso las compañeras medias amachadas se vuelven un blanco no tan difícil de abordar)

El profe rico, bueno, basta con que sea hombre, medianamente pintoso (que no tenga cara de viejo verde porque ahí pasamos al asco) y más o menos joven. Si es practicante mucho mejor.

El auxiliar, bueno, esto es en verdad una anécdota del colegio en el que estudié. Llegó un auxiliar que tenía algo de pinta (algo), era joven, y ya está, de hecho creo que el nombre era como Byron o Brayan, y fue furor, en los pasillos le gritaban, en el patio le tiraban el churro, etc. Claramente, él sintiéndose el washón sexón del colegio se dejó querer. Se comió a cuanta calcetinera pudo. No le duró mucho a pega, pero el ego, el ego dicen que dura hasta el día de hoy.

Tu compañera poco femenina, algo tan raro como esto no puede dejar de llamar la atención. Cero problema con la homosexualidad, de hecho no es tema, pero cuando tus compañeritas heterosexuales empiezan a mirar a tu poco agraciada compañerita solo porque llena el espacio carente de hombre todo toma un matiz diferente. Relaciones duraderas, de años, de amor eterno, casi un Julieta y Julieta ya que es prohibido y todo, y salen del colegio y la fémina de la relación (dejémonos de leseras, siempre hay una mujer y un hombre en la relación, aunque sea de homosexuales pues siempre la gente adopta roles) entra a la U y se vuelve hetero nuevamente.

Pero todo tiene su lado bueno también. O sea, no es necesario depilarse! Qué importa que tu compañera te vea los pelos? A nadie le importa, no hay compañeritos que impresionar. No es obligatorio maquillarse todos los días (solo el día de ver al galanazo). Y puedes ser como quieras, sin tener que adoptar el rol de mujer femenina, dulce, buena, tierna y cariñosa. Te tiras chanchos, pelas y te ríes.

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